17 DE ABRIL DE  2020

Tía May:

Hace unos días volví a nuestro viejo departamento.

Y sé que de haber estado aquí te hubieras desplomado del susto con el aspecto que llevaba. No te mentiré, estuve haciendo de las mías esa noche, pero te juro que las heridas comenzaron a sanar en cuanto cruce el umbral de la puerta principal, así que si de alguna forma puedes verme en donde quiera que estés, lamento haber manchado el sofá de sangre. No fui a casa porque quería, estaba huyendo de mis nuevas obligaciones porque de vez en cuando vuelve a mí ese chiquillo escurridizo, aunque cada vez son menos las veces que regreso a ser el Benjamin que algún día amaste.

Voy a confesarte que desde el momento en que pisé aquel lugar sentí que los años desaparecieron, pues, aunque Rogers me ha recomendado venderlo, sé que esto es lo único que me mantiene atado al mundo. Porque, nadie puede entender que no me lastima tener este recordatorio de que tú eres real...o lo fuiste.

Es tonto que lo material aquí me aleje de la realidad de mis pensamientos. Incluso yo suelo reírme de mi mismo de la cosa lamentable que me vuelvo cada que me recuesto sobre tu cama y busco desesperadamente tu aroma como si nunca hubiese salido de casa aquella mañana y tu sonrisa soleada siguiese intacta en el marco de la puerta mientras corro hacia las escaleras.

Venir de vez en cuando es una tortura dulce, una forma de cerrar la herida y tirar del curita sin ver cambios en la sangre que gotea. Pero esta vez, sentí la desgarradora necesidad de escribirte, no había hecho esto nunca.

Lo hice porque encontré tus cartas a mi tío Ben. No me correspondía leerlas, no tenía derecho y aun así lo hice. Te pido perdón por eso, tía.

Pero creo que escribir a los muertos podría apagar las llamas de mi conciencia, como globos de cantoya flotando lejos de los recuerdos que cada vez se convierten en imágenes agridulces. Quizá sea una nueva forma de alejarme del ácido adictivo al que me he sometido durante estos dos años. Porque es el dolor lo único que me hace sentir humano durante mis tiempos oscuros. Que usualmente llega por las noches y en cada crepúsculo divino.

Necesito sacar de algún modo los laberintos de mi mente lo que sucedió después la guerra terminó con nosotros ("los héroes") como perdedores. Mis ojos suplican derramarse sobre tu acogedor regazo y perderse entre el angelical consuelo de tus abrazos, aunque esta vez sea en la sombra de tu recuerdo atrapado en tu habitación.

Primero, tía May, debes saber que asesiné al Señor Stark sin quererlo.

Cometí el más grande error al haber salido del autobús escolar y lanzarme contra los invasores extraños aquel día como si yo tuviese la fuerza suficiente. Fui un estúpido adolescente que tenía más fe en sí mismo de la que merecía. Y no me di cuenta lo mucho que aquella decisión afectaría el curso del destino hasta que sentí una mano gigantesca en mi cuello y como el aire lentamente abandonaba mis pulmones.

Si te soy sincero, estaba preparado para morir. No lo quería, porque sabía que estarías sola y no querrías salir de la tristeza de mi muerte, pero si ese titán ganaba y cumplía sus promesas psicóticas y te perdía en el camino...yo no habría podido siquiera levantarme sobre mis pies aún si tuviese la mano robótica de Anthony ayudándome a seguir.

Pero luego, fue ese idiota quien me arruinó.

Porque, si de verdad hubiese sido un genio, él habría entendido que mi hora había llegado, y que sin importar mi instinto de supervivencia yo sería una cosa inútil sin ti y sin su maldito cinismo. Así que, debes saber que siempre tuviste razón con respecto a Tony. Un día me dijiste que el Señor Stark era un egoísta sin pizca de culpa por las consecuencias de sus acciones, y aunque sé que no es la misma situación de aquella vez, mi dolor por haber sido la causa de su muerte me hace pensar que no le importé tanto como lo dijo una vez. Ya que de haberlo sido él comprendería la irrevocable idea en mi cabeza por vivir sin la mujer de mi vida y el hombre que nunca dejaría de amar.

Perderles ha sido a razón primordial en mi lamentable estado.

Han pasado años desde la última vez que olí tu perfume y sentí el calor de tus labios sobre mis mejillas. Y ha pasado casi una vida de dolores y sentimientos oscuros desde el último aliento que probé de la boca de Tony. 

Y con cada nuevo amanecer me siento más miserable.

No sé cómo tuviste la fuerza para continuar sin mi tío Ben. A veces sueño con su cara feliz alrededor del comedor, en otras noches lo veo sentado en la entrada de nuestra vieja casa tomando con gentileza tu mano y hablando de su infancia sin dejar de sonreír con nostalgia. Pero últimamente aparece en mi cabeza con su cabeza recostada contra el suelo y su cuerpo lleno de líquido carmesí, puedo sentir mis manos empapadas en la presa de sangre que brota de su estómago y como la calidez de su piel se vuelve fría bajo mi tacto. Y el odio vuelve a mí, toda la culpa y rabia hacia mi viejo e impulsivo yo. Entonces el tío Ben se desvanece y es Tony Stark quien se apaga bajo mis dedos.

Fue mi culpa, yo los maté a ambos y el dolor punzante en mi corazón jamás se detiene.

Por eso estoy aquí escribiéndote con las manos llenas de mi propio veneno, contaminando la dulce atmósfera en tu cuarto con mi asqueroso aspecto de delincuente desesperanzado. Porque no puedo con la culpa y sé que toda la tragedia en mi vida ha sucedido a causa mía.

Nunca te lo dije, pero yo fui quien abrió la carne de mi tío con aquella bala. Fue por mí que el ladrón le disparó al hombre que jamás dejaste de amar. La culpa es mía, May. Perdóname por haberte arrebatado lo que más amabas, yo...yo ahora sé lo que se siente vivir sin ver la sonrisa de la persona que da sentido a tu existencia.

Lo único rescatable de toda esta basura es que finalmente estoy pagando cada uno de mis errores con el mismo dolor que te lastimó. Y no lo digo sólo por haber terminado con la vida de Tony en la guerra, sino por haberte perdido a ti.

Tu merecías más que nadie el seguir aquí.

-Peter Parker.

28 DE SEPTIEMBRE DE 2020.

May:

Ahora que tú no estás aguardando por mí en casa con tus cejas preocupadas y tus labios expresivos, estoy perdido en una peligrosa bruma.

No debería dejar evidencia de ello, pero, ya que todos han enloquecido y la miseria habita en el aire, debes saber que me he convertido en una cosa que seguramente te rompería el corazón y desaprobarías absolutamente. Y no me importa...totalmente.

Porque, ¿qué importa el mundo cuando sigo sintiendo la pérdida tan latente en mi ser? ¿por qué debería seguir siendo el héroe fracasado que permitió la muerte de quienes más amaba y dejó al malo eliminar a medio universo?

Lo único que me ha mantenido medianamente cuerdo en todos estos días de dolor mortificante, ha sido la deuda que tengo con el hombre que me salvó. No pienso arruinar su última (y estúpida) decisión por dejarme vivir. Así que me levanto cada mañana con el propósito de ser más cruel, porque de nada me sirvió ser un ingenuo benevolente con mis enemigos en el pasado. Peleo todas las noches conmigo mismo y borro cuanta existencia inútil encuentro. Ya que si no puedo deshacerme de mi mismo al menos podré acabar con las ratas que dañan el mundo a sabiendas de la enfermedad que propagan.

Sé que no soy quién para decidir quien vive o muere, incluso debería darme asco lo que me he vuelto, pero eso sería mierda pura. Nunca fui realmente bueno, siempre he sido egoísta y estúpido, lo que no me deja impune, pero ¿importa? No soy mejor que Steve Rogers ni peor que Natasha Romanoff.

Pero, no estoy escribiéndote para romper tu amor por mí a causa del monstruo que jala de mis hilos por las noches, sino porque estoy aterrado de alguien que conocí hoy.

Fue una sensación extraña de reconocer.
Y es que, honestamente, por un momento no pude pensar en nada más que en el brillo estancado en las hebras puras de sus ojos. Me hicieron sentir como un miserable vago en el bajo mundo que es arropado con una pizca de gentileza celestial, fue como ver un haz de luz en medio de una oscuridad sin salida.

No me había sentido así en mucho tiempo.

No desde la última vez que tus brazos amorosos me rodearon y me hiciste sentir  que el mundo no era tan peligroso como Spiderman lo veía por las noches, porque tú estarías allí para llenar mi vida de color y curar mis heridas abiertas.

Mientras mis pupilas captaban el brillo de aquellos luceros, los fantasmas dejaron de pulular a mi alrededor, se desvanecieron suavemente, casi como si unas olas del mar los arrastraran con la parsimonia necesaria para hacerme sentir libre de mi condena y una pequeña llama se hubiese encendido delicadamente en mi pecho. Sentí cómo una parte primitiva dentro de mi existencia se abría paso entre mi carne, tejido por tejido y se arremolinaba sobre la tibieza sobrenatural de la inocencia.

Todo en mí quería resguardar minuciosamente la pureza y dulzura innata del pequeño rayo de sol que se extendía en un mundo sin esperanza, pero, tía May, ¿cómo podría preservar una joya tan perfecta y frágil cuando mis manos causaron estragos irremisibles a la cruda realidad de la serafina criatura? ¿cómo puedo decirle a ese pequeño lucero castaño que yo fui el culpable de haberle privado de una vida feliz y completa al haber tomado el lugar de su padre?

¡¿CÓMO PUDO TONY HABERME DEJADO VIVO A SABIENDAS QUE HABRÍA UNA HIJA SUYA AGUARDANDO POR ÉL EN EL VIENTRE DE VIRGINIA?!

En el momento que la rota mujer me dejó pasar a su casa y con todo el cuidado en su interior me hizo saber que había dado a luz a una pequeña copia de Anthony creí sentir mi corazón detenerse. Mi mente colapsó, y creo que estuve a punto de caer en un ataque de pánico cuando esos-ESOS OJOS JODIDAMENTE IGUALES aparecieron al final del pasillo y me miraron curiosos.

May, pude morir en esa sala si la niña me lo hubiese pedido.

Cuando ella me sonrió con las mismas líneas dulces marcándose en su pequeño rostro, yo le rogué a Dios para que me despertara de aquella pesadilla. Porque no quería seguir en un mundo en el que Tony hubiese muerto por mí y hubiese abandonado a esa preciosa criatura.

Si estás en el cielo, tía, deberías interceder por mí, te lo pido por favor. No quiero seguir en esta realidad. No quiero sentir esta opresión en mis huesos a causa de tanta culpa y dolor.

Por favor May, dime cómo puedo seguir adelante después de este día. Dime, ¿cómo mantengo a salvo algo que mueve todas mis cuerdas a favor de su bienestar y que al sonreír me hace sentir de nuevo en mi hogar, pero cuando su luz se aleja permite la entrada violenta de los monstruos bajo mi cama?

¿Así te sentías cuando murieron mis padres y veías a mi madre reflejada en mí? Como si quisieras morir de dolor, pero no puedes dejar de ver aquel recuerdo estancado.

Dios, tengo 20 años y estoy tan aterrado de mis propias emociones, que no hay ninguna otra cosa que deseara tanto en el universo que escucharte cantar a Whitney Houston mientras me dejas mojar con mis lágrimas tus viejos pantalones de mezclilla.

Te extraño tanto, May.

Y odio un poco más a Tony porque mi amor por él me sigue arruinando en formas que el amor no debería siquiera conocer.

-Peter Parker.